CUANDO SE DUERME UN PIE
Todos hemos tenido la experiencia de que se “duerma” un pie. Este fenómeno se debe a la interrupción de las señales nerviosas. La causa suele ser la compresión de un nervio, por una mala postura, por ejemplo.
La compresión de las fibras nerviosas que forman el nervio interrumpe en ese punto los potenciales de acción, de manera que las señales nerviosas que proceden de la extremidad no llegan al cerebro.
Para ser consciente de un estímulo sensorial es preciso que los potenciales de acción lleguen al cerebro, de manera que el miembro afectado queda insensible. Sin embargo, es frecuente que cuando se está recuperando (la interrupción de la transmisión suele ser transitoria, y el nervio habitualmente se recupera en pocos minutos) durante un tiempo se sienta dolor, pero no tacto.
Esto se debe a que las fibras de mayor diámetro tardan más en recuperarse de la compresión, y estas fibras son las que transmiten la sensación de tacto. En cambio, las fibras nerviosas que transmiten la sensación de dolor o de temperatura son más finas y se recuperan antes.
Me gustó la inclusión de este dato "curioso" en el blog. Creo que es una situación que nos sucede a todos muy regularmente y a la que no le prestamos atención. Es interesante comprender el mecanismo por el que nos ocurren este tipo de cosas.
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